La transformación digital es cada vez más una necesidad real para cualquier compañía. Si bien la mayoría de pequeños negocios, empresas familiares y PYMEs deberían plantearse este cambio al mundo digital, las estadísticas demuestran que cuesta que se atrevan a dar el paso. ¿Porqué?

Principalmente, se desconoce la manera en que se debe abordar esta conversión. Este cambio tiene sentido cuando tienes fijados unos objetivos claros y sigues una ruta, es decir, una estrategia corporativa que aúna el mundo digital con el offline. En caso contrario, es posible que sea el inicio de una importante pérdida de dinero y de tiempo.

La transformación digital debe obedecer a una estrategia empresarial con unos objetivos definidos

Entonces, ¿cómo deberíamos decidir si vale la pena afrontar este salto al mundo online?

Primero: debes tener claro en qué eres bueno, cuál es tu valor añadido y quiénes son tus competidores. Una vez hayas hecho esta reflexión, valora si a tu cliente le aportará un valor diferencial el hecho de que digitalices tu negocio, si usa o no las distintas herramientas tecnológicas para que tu empresa pueda crecer y, en un futuro, facturar más.

Segundo: analiza minuciosamente a la competencia. Tener claro qué hacen a nivel digital las empresas TOP en tu sector, te ayudará a saber qué es lo que le están ofreciendo las demás compañías al cliente final y, por tanto, podrás evaluar si las necesidades del cliente están cubiertas y de qué manera.

Tercero: la transformación digital ayudará a mejorar los procesos de tu empresa, a tener nuevas herramientas que agilicen tanto el trato como el cliente, como la venta y además mejorarás la forma de trabajar interna.

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Antes de hacer una web, debemos pensar para qué la queremos.

En resumen, es necesario siempre afrontar la transformación digital desde una estrategia corporativa que aúna los objetivos que nos fijemos online y offline con el fin de conseguir una imagen de empresa unificada y homogénea. La concreción de unos objetivos estratégicos en las diferentes áreas de nuestra empresa (comercial, marketing, comunicación, financiero, etc…) y la diferenciación de cuáles de éstos podemos cumplirlos mediante el mundo digital o el offline, será la primera clave para poder afrontar la definición de una estrategia conjunta.

Además, hay que tener en cuenta que la creación de una nueva imagen digital se define mediante la integración de diversos elementos (web, seo, app, redes sociales, etc…) que se escogerán según estos objetivos y la estrategia diseñada.

Esta primera inversión, sin duda, supone una apuesta de futuro que debemos afrontar con tranquilidad ya que antes de poder realizar otro tipo de acciones como las destinadas a captar clientes, es necesario tener una estructura digital óptima para que nos permita sacar el mejor ROI (retorno de la inversión) posible de las siguientes acciones comerciales que emprendamos a nivel digital.

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